domingo, febrero 14, 2010

Aurora

Fatigados, ese día decidimos bajarnos del mundo. Instalaron, muy cerca del primer cuadro del Centro, un portal de Aurora. Tardaron seis meses en montarlo, trece ingenieros holandeses, once contratistas y trescientos dieciséis albañiles (de los cuales siete murieron antes de tirar el colado y tres en la propia aurora días antes de su inauguración. En enero de dos mil doce, el presidente cortó el listón, que de inmediato fue arrastrado por ese vórtex luminoso, redentor. Hizo las tijeras a un lado y se lanzó, con todo y banda presidencial, al agujero boreal. Quizá sin él podíamos haber recuperado la ciudad, al país, un pedacito siquiera. Pero el túnel ya estaba allí, y nosotros teníamos dos días formados en la calle de Moneda. La espera habría sido un desperdicio.

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