lunes, mayo 24, 2010

Daniela es un capricho, y no uno mío, sino uno de ella misma

De la circunstancia

De su acento fresa y sus zapatos altos, de la vida que se extiende más allá del Toreo,

Daniela tiene amores periféricos colgados de sus rizos castaños y rojizos,

Satélites que piden pan y no les da

Que trae de collar sonriente, y calienta un poco sus huesos ingenuos

Antes de que decidan desenrollarse del idilio improbable de sus piernas claras.

Daniela te mira sin hacerlo, tranquila, sabe que en sus manos el corazón fibrila

Daniela no te dice si tiene compromisos, pero vamos, una chica como ella difícilmente puede estar sola

mientras firmas el convenio de empeñarle tu alma, aliento y pensamiento por las pocas nueces que te ofrece en su balcón

Y te entregas feliz y mediocre a sus designios

No tiene novio, ni tampoco reparo en besarlo frente a tus narices

Con ése su estilo te cautiva y te mece en sus vaivenes de incertidumbre y sus ojos juguetones

Daniela es un dulce de sabores misteriosos y desconocidos

Es la manzana que trepa a la punta del árbol

seduce a una docena de Adanes en sus intocables matorrales

Y aunque nunca me dijo que sí ni me casaría con ella,

Hoy vendía cinco abriles y mis cañitas de jazz por que vinieras

a sacudir mi mundo y de qué manera

Con los rayos que se cuelan de tus chinos, primavera

si te cruzaras mañana por alguno de mis caminos

Y se burlara así de ambos el destino,

Con todo y caprichos, tus olvidos, el día que quieras te sigo, Daniela

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