Daniela es un capricho, y no uno mío, sino uno de ella misma
De la circunstancia
De su acento fresa y sus zapatos altos, de la vida que se extiende más allá del Toreo,
Daniela tiene amores periféricos colgados de sus rizos castaños y rojizos,
Satélites que piden pan y no les da
Que trae de collar sonriente, y calienta un poco sus huesos ingenuos
Antes de que decidan desenrollarse del idilio improbable de sus piernas claras.
Daniela te mira sin hacerlo, tranquila, sabe que en sus manos el corazón fibrila
Daniela no te dice si tiene compromisos, pero vamos, una chica como ella difícilmente puede estar sola
mientras firmas el convenio de empeñarle tu alma, aliento y pensamiento por las pocas nueces que te ofrece en su balcón
Y te entregas feliz y mediocre a sus designios
No tiene novio, ni tampoco reparo en besarlo frente a tus narices
Con ése su estilo te cautiva y te mece en sus vaivenes de incertidumbre y sus ojos juguetones
Daniela es un dulce de sabores misteriosos y desconocidos
Es la manzana que trepa a la punta del árbol
seduce a una docena de Adanes en sus intocables matorrales
Y aunque nunca me dijo que sí ni me casaría con ella,
Hoy vendía cinco abriles y mis cañitas de jazz por que vinieras
a sacudir mi mundo y de qué manera
Con los rayos que se cuelan de tus chinos, primavera
si te cruzaras mañana por alguno de mis caminos
Y se burlara así de ambos el destino,
Con todo y caprichos, tus olvidos, el día que quieras te sigo, Daniela
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