domingo, noviembre 25, 2007

Ahí te van cinco!

En 1959, la época donde el Jazz se veía como una locomotora que pronto pasaría implacable desde Nueva Orleans hasta San Francisco, de La Habana a Nueva York, salió a la venta un disco que contenía una de las piezas más conocidas, características y asombrosamente pegajocomplejimágicachéveres que la historia de la música ha conocido. "Time Out" se llamaba el disco y, precisamente todo gira en torno al tiempo. Dave Brubeck y su cuarteto se encargaron de concentrar en un elepé la intensidad de todo lo que el Jazz verdaderamente puede significar: improvisación.

La gente suele catalogar al Jazz como un estilo flojo, endeble, pocas veces entendibles. En el momento en el que la armonía transgrede el clasicismo, o cuando las orejas escuchan algo a lo que no están acostumbradas, el cerebro, casi por instinto ordena al individuo a decir "Eso está raro, es como Jazz, ¿no?" (Claro que eso no es una generalidad. Hay quienes escuchan música aún más compleja).

De cualquier modo, la particularidad de esta canción es, como decía en un principio, el tiempo. Tiempo para mezclar el Jazz con el Guaguancó y hacer Afro Cuban Jazz, o Mambo Instrumental, tiempo para improvisar, y para reinventar la música. Paul Desmond, saxofonero del cuarteto fue el genio que dio luz a esta pieza tan cabrona (sí, cabrona). Sonada hasta el hartazgo, pero siempre genial, aunque no fue la primera en estructurarse en 5/4 y no en 4/4, o 3/4, o 2/3, o cualquiera de las métricas comunes, fue la más natural y explosiva. Denle a su compu una dosis chiquita de blanco y negro, porque así sabían mejor las transmisiones de telera.

Los dejo con mi Take Five, ustedes también tomen cinco.

P.D. Pongan atención en ese solo de batería, tzzzz.
P.D.2. Abrazos del chango soul
P.D.3 No hay P.D.3




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